sábado, 17 de marzo de 2007

Exito de un despacho de Coaching (Azucena Vega)

Éxito de un despacho de Coaching I

Decenas de personas se certifican cada año como Coaches en las distintas escuelas europeas y americanas. Algunas consiguen abrirse camino en esta emergente profesión al lograr atraer a los clientes... Otras, sin embargo, tras titubeantes esfuerzos iniciales, abandonan. Al margen de las tradicionales fórmulas publicitarias –que tal vez ya no resulten eficaces– este artículo ofrece algunas claves que han funcionado a un Coach europeo: el magnetismo o la energía desbordante del propio Coach, la permanente visibilidad como profesional del entrenamiento estratégico, y la construcción de una fuerte marca personal o branding.

Éxito de un Despacho de Coaching

Magnetismo, Visibilidad y Branding

Frente a mi querida bahía de La Concha (San Sebastián, País Vasco), me pongo por fin a contestar a Juan Ferrer, pionero como yo del primer PCO * de España. En un escueto correo electrónico me interroga sobre las razones que fomentan el lleno total de mis despachos de San Sebastián y Bilbao. Impulsada por la punzante curiosidad de Juan, me paro unos momentos a reflexionar por si al dar con el quid de la clientela pudiera serle útil no sólo a Juan sino a otros compañeros que hace años preguntan por mi magia que (por cierto) no es tal.

Llueve y aunque es verano el termómetro apenas alcanza los 18 grados. Ruedan alegres las gotitas cristalera abajo en la Cafetería Biarritz, mirador privilegiado de la playa de La Concha, la isla de María Cristina, el Peine de los Vientos de Chillida, el Sagrado Corazón del Monte Ullía. Buen sitio para disfrutar de un café recién hecho e investigar a posteriori sobre las posibles claves del éxito de un despacho de Coaching abierto hace más de cuatro años.

Convertirse en imán de prosperidad
Ateniéndome a la honestidad y al código deontológico que profeso diré, en primer lugar, que no he hecho nada. Y para no irritar a quienes tengan la amabilidad de leer estas líneas, intentaré explicarme... Entiendo que hay, al menos, dos grandes enfoques ante la vida: uno más vinculado a Occidente donde se apuesta fuerte por la acción, el esfuerzo planificado hacia el logro; otro más conectado a Oriente según el cual atraemos aquello con lo que estamos en sintonía. No hay acto volitivo expreso, no hay sudor ni lágrimas, tan sólo –y acaso– receptividad pura, capacidad de convertirse en imán, en vórtice magnético de prosperidad. Mi experiencia se ajusta más bien a esta segunda descripción.

Lo cierto es que siempre he obviado la posibilidad de que no llegasen clientes a mis despachos: esa opción siempre ha estado fuera del cesto, jamás ha participado en mi horizonte de futuro. Nunca ha estado ni en mi mente ni en mi corazón: bien al contrario, desde mis primeros estudios formativos en Coaching (2002) sentí la rotunda certeza de que trabajar como Coach Estratégico era cuestión, sencillamente, de ponerse a ello. Después, la terquedad de los hechos ha venido a confirmar aquella... ¿hipótesis? en verdad aquella profunda convicción interior o intuición si empleo el enfoque teórico y las enseñanzas de mi admirado Coach Mentor neoyorkino David Matthew.

El Marketing tradicional ya no funciona
Cuando afirmo no haber hecho nada quiero decir que:
– No aparezco en las páginas amarillas de los listines telefónicos de mi provincia.
– No tengo página web.
– No poseo unos folletos ni carpetas con identidad corporativa.
– No he realizado gestión alguna directa ni indirecta con entidades, gremios ni empresas y que...
– No imparto cursos.
Creo, como Daemon Quest, la prestigiosa consultora, que el marketing tradicional ya no funciona en la captación de clientes. Sin embargo, compartiré con Juan Ferrer y con ustedes mi secreto: noche y día, cuando trabajo y descanso, practico una permanente visibilidad como Coach y si aún tiene paciencia para seguir mi texto le explicaré cómo lo hago.

En cada área geográfica de influencia hay signos que cuentan. En la mía, norte de España (Europa) la ubicación de tu empresa es un referente primordial razón por la que poseo un despacho funcional en el centro de negocios de mi ciudad, y una placa informativa en el exterior del edificio de piedra noble. En un mundo sin fronteras e interconectado vía Internet, la informática también cuenta, por lo que tan pronto me certifiqué como Coach profesional conseguí que aceptasen mi currículum en la página web de Asesco, la Asociación Española de Coaching a la que pertenezco con el número 10.077. Otro tanto sucedió con la web de Olacoach donde a veces se hacen eco de mis artículos. Además colaboro con Coaching Mazagine (números dos, cinco y ocho) y asisto a cuantos cursos de Management se realizan en mi entorno. Soy visible en esos foros segmentados y soy visible en mi entorno social: todas mis compañeras del gimnasio saben que soy Coach, mis vecinos, mis amigos y los compañeros del curso de piragua que realizo así como Manoli, que me hace cada día un café con leche cargadito gracias al cual ahora escribo en mi portátil en la Cafetería Biarritz...


Visibilidad y Branding
Soy visible como Coach y sólo como Coach. Desde el principio me creé una identidad –registro de marca personal, branding– exclusiva como Coach: eso y sólo eso es lo que hago. Y como dudo que mis reflexiones colmen la curiosidad de Juan aún añadiré otro dato: el boca-oreja, algo que de nuevo no está totalmente en mi mano... ¿o si? Mis clientes me recomiendan: empresario a empresario, profesional a profesional, gerente a gerente, esposa a marido, estudiante a estudiante y así se va llenando la agenda del despacho, espontánea, serenamente.

Como saben, los expertos desglosan a los clientes en cuatro grandes categorías: los clientes mariposa, rentables pero infieles; los clientes lapa poco rentables pero leales; los clientes promiscuos, que no son rentables y los monógamos.
Pues bien, digamos que la fidelidad de mi clientela –se trate de empresas o de profesionales– es modélica, de otro tiempo. Vienen, logran, se van y me recomiendan. Son clientes monógamos, es decir: fieles, interesantes. Y porque me interesan como personas los mimo con primor en tres fases. Antes de que se conviertan en mis clientes, envío un dossier a quien lo solicite ejerciendo la generosidad pedagógica: explico qué es y no es Coaching, que es razonable esperar del trabajo con un Coach, como cada persona ha de asumir el enorme poder del gigante dormido que yace en su interior... Durante nuestra relación de Coaching aportó generosidad en los detalles, cariño, personalización en los procesos y en los correos electrónicos, paciencia y humor (auténtica cualidad del amor)... Después del trabajo conjunto no olvido el cumpleaños de las personas, ni sus gustos literarios o artísticos y en la medida de mis posibilidades remito libros, invitaciones e información. De nuevo generosidad para cerrar el círculo de atraer aquello que se cree y se practica.

Sé que mi respuesta es poco ortodoxa, Juan, pero es la mía, desnuda, auténtica, sin trampa ni cartón. Deseo que tu despacho desborde clientela monógama y que seas feliz, en verdad lo único que importa.

Copyrigh@ Azucena Vega Amuchástegui, para Coaching Magazine.
Despacho: San Marcial 8, 1º-B-4. 20005 San Sebastián. Guipúzcoa.



Teléfonos: 943-420879 y 943-468625.
SKYPE: azucenacoaching. Email: azucenavega_coach@yahoo.es

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Rafa por la referencia
Gracias Azucena, por tu magnetísmo y por permitirnos colgar tu artículo y aprender de tí.


Enrique

Anónimo dijo...

Lo mismo digo Rafa, yo no me canso de dar las gracias a todos los que aportais algo. En realidad es muy útil todo lo que vais pasando, y este artículo en particular además es muy interesante. Laura.