Cuando su hermano nació, Sa-chi Gabriel pidió a sus padres que la dejaran sola con el bebé.
Se negaron, por temor a que, al igual que como muchos niños de cuatro años estaviera celosa y le hiciera daño.
Sin embargo, Sa-chi no mostraba signos de celos.
Y como ella fue siempre muy cariñosa con su hermano pequeño, sus padres decidieron llevar a cabo un experimento.
Dejaron a Sa-chi a solas con el bebé recién nacido, pero mantuvieron entreabierta la puerta de la habitación para poder observar lo que hacía.
Encantada de tener a su deseo concedido, la pequeña Sa-chi de puntillas se acercó a la cuna, se inclinó sobre el niño y dijo:
"Hermanito, dime cómo es Dios. Estoy empezando a olvidar".
Paulo Coelho
No hay comentarios:
Publicar un comentario