viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Te atreves a Soñar?


La MADRE


Dos bebés estaban hablando dentro del vientre materno.
- Dime, ¿crees en la vida después del nacimiento?
- Por supuesto. Después del nacimiento viene la vida. Tal vez estamos aquí para prepararnos para lo que viene después del nacimiento.
- ¡Olvídalo! ¡Después del nacimiento no hay nada! De allí, ¡nadie ha vuelto! Y además, ¿cómo sería?
- No lo sé exactamente, pero creo que hay luces por todas par
tes... Tal vez podemos caminar sobre nuestros propios pies, y comer con la boca.
- Eso es completamente estúpido! Caminar no es posible! ¿Y cómo podemos comer con esa boca tan ridícula? ¿No ves el cordón umbilical? Y en todo caso, piensa en esto por un segundo: la vida postnatal no es posible porque el cable es demasiado corto.
- Sí, pero creo que definitivamente hay algo, de una manera diferente a lo que llamamos vida.
- Eres una estúpida. El nacimiento es el final de la vida y eso es todo.
- Mira, no sé exactamente lo que va a pasar, pero la Madre nos va a ayudar...
- ¿La Madre? ¿Tú crees en la Madre?
- Sí.
- ¡No seas ridículo! Has visto a la Madre en algún lugar? ¿Alguien la ha visto?
- No, pero está a nuestro alrededor. Vivimos dentro de ella. Y por cierto, es gracias a ella que existimos.
- Bueno, ya déjame en paz con esta estupidez, ¿vale? Creeré en la Madre cuando la vea.
- No puedes verla, pero si estás tranquilo, puedes escuchar su canción, puedes sentir su amor. Si estás tranquilo, puedes sentir su caricia y sentir sus manos protectoras.

(Originalmente publicado en húngaro por un Útmutató Léleknek, traducido por Linda Miranda Weisz * Linda.)

miércoles, 17 de octubre de 2012

dejando de acaparar

Quizas todo se arreglaria si en lugar de acaparar riqueza y comprar seguridad simplemente la disfrutáramos. ¡cuántos habrán querido compartir toda sus riquezas camino del cementerio cuando era demasiado tarde para  compartirla o disfrutarla! ¿cuántos estamos aún a tiempo?

Enrique Conde

El pino de St. Martin Un día antes de Navidad, el cura del pequeño pueblo de St. Martin, en los Pirineos franceses, se preparaba para celebrar la misa, cuando empezó a sentir en el aire un perfume delicioso. Era invierno, y hacía mucho que las flores habí ...an desaparecido, pero allí estaba ese aroma tan agradable, como si la primavera se estuviese adelantando. Intrigado, salió de la iglesia para buscar el origen de semejante maravilla, y acabó encontrando a un muchacho sentado frente a la puerta de la escuela. Junto a él, había una especie de árbol de Navidad completamente dorado. - Pero, ¡qué belleza de árbol! - dijo el párroco -. ¡Con ese aroma divino que desprende, parece que ha tocado el mismísimo cielo! ¡Y está hecho de oro puro! ¿Dónde lo conseguiste? El joven no reaccionó con especial alegría a los comentarios del religioso. - Es cierto que este árbol, como usted lo llama, cada vez ha ido pesando más mientras lo cargaba hasta aquí caminando, y que las hojas se han puesto duras. Pero eso no puede ser oro, y me da miedo pensar en lo que dirán mis padres cuando vean lo que les traigo. El muchacho relató entonces su historia: - Hoy por la mañana salí hacia la ciudad de Tarbes para comprar un árbol de

Navidad con el dinero que mi madre me había dado. Pero ocurrió que, al cruzar un poblado, vi a una señora mayor, sola, sin familia con quien celebrar la gran fiesta de la Cristiandad, y le di un poco de dinero para la cena, confiado en que luego sabría arrancarle un descuento al vendedor de la floristería. "Al llegar a Tarbes, pasé frente a la gran prisión, y había allí algunas personas esperando la hora de la visita. Estaban todos tristes, pues iban a pasar esa noche lejos de sus seres queridos. Escuché que algunas de estas personas comentaban que ni siquiera habían conseguido comprar un pedazo de tarta. En ese mismo momento, impulsado por ese romanticismo que tienen los de mi edad, decidí compartir mi dinero con esas personas que lo necesitaban más que yo. Apenas guardaría una mínima cantidad para el almuerzo. Como el florista es amigo de mi familia, seguro que me daría el árbol, a cambio de que yo trabajase para él durante la semana siguiente, pagando así mi deuda. "Sin embargo, cuando llegué al mercado me enteré de que el florista que conocía no había ido a trabajar. Intenté por todos los medios que alguien me prestase dinero para comprar el árbol en otro lugar, pero fue imposible. "Me dije a mí mismo que conseguiría pensar mejor con el estómago lleno, así que me dirigí a una fonda, pero se me cruzó un niño que parecía extranjero y me preguntó si podía darle alguna moneda, pues llevaba dos días sin comer. Imaginando que el niño Jesús alguna vez también debió pasar hambre, le entregué a este otro lo poco que me quedaba, y me volví para casa. En el camino de regreso, le rompí una rama a un pino, y luego intenté retocarla, como podándola, pero fue poniéndose así de dura, que parece de metal, y no se parece ni de lejos al árbol de Navidad que mi madre está esperando. - Pequeño amigo - dijo el cura -, el perfume de este árbol tuyo no deja lugar a dudas: ha sido tocado por los Cielos. Déjame contarte lo que falta de tu historia: "En cuanto te alejaste de aquella señora, ella inmediatamente pidió a la Virgen María, madre como ella, que te devolviese de alguna manera el favor recibido. Los familiares de los presos pensaron que se habían encontrado con un ángel, y rezaron agradeciéndoles a los ángeles las tartas que consiguieron comprar. Y el niño con el que te cruzaste, por su parte, le dio las gracias a Jesús por haber saciado su hambre. "La Virgen, los ángeles, y el propio Jesús escucharon las peticiones de toda la gente a la que ayudaste. Cuando rompiste la rama del pino, la Virgen puso en ella el perfume de la misericordia. Mientras caminabas, los ángeles iban tocando sus hojas, transformándolas en oro. Por último, con todo ya concluido, Jesús examinó el trabajo, lo bendijo, y a partir de ahora, a quien toque este árbol de Navidad se le perdonarán los pecados y se le cumplirán los deseos. Y así ocurrió. Cuenta la leyenda que el pino sagrado aún se encuentra en St. Martin; pero su poder es tal que su bendición alcanza a todos los que ayudan al prójimo en la víspera de la Navidad, por muy lejos que se encuentren de este pequeño pueblo de los Pirineos. (inspirado en una historia jasídica) PAULO COELHO.

miércoles, 10 de octubre de 2012

El Regalo


Hace ya un tiempo, un hombre castigó su pequeña niña de 3 años por
desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado. El dinero era
escaso en esos días por lo que exploto en furia, cuando vio a la niña
tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad, mas sin
embargo la niña le llevo el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo:
" Esto es para ti, Papito"



El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero este volvió
a explotar cuando vio que la caja estaba vacía.






Le volvió a gritar
diciendo: " ¡¡¡Que no sabes que cuando das un regalo a alguien se
supone que debe haber algo adentro!!!La pequeñita volteo hacia arriba con lagrimas en los ojos y dijo,

" Oh, Papito, no esta vacía, Yo sople besos adentro de la caja,
Todos para ti, Papi. "






El Padre se sintió morir; Puso sus brazos alrededor de su niña y le
suplico que lo perdonara.

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por
años y siempre que se sentía derrumbado, él tomaba de la caja un beso
imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

En una forma muy sensible, cada uno de nosotros los humanos, hemos recibido un recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos o de la familia.

Nadie podría tener una propiedad o posesión más hermosa que esta






lunes, 2 de abril de 2012

Cuando pensabas que no estaba mirando

Cuando pensabas que no estaba mirando
Colgaste mi primer dibujo en el refrigerador
Y eso me hizo querer pintar otro
Cuando pensabas que no estaba mirando
Alimentaste a un gato callejero
Y aprendí a ser amable con los animales
Cuando pensabas que no estaba mirando
Horneaste una torta de cumpleaños para mí
Y supe que las pequeñas cosas son las cosas importantes
Cuando pensabas que no estaba mirando
Hiciste una oración
Y descubrí que siempre habrá un Dios con quien puedo conversar
Cuando pensabas que no estaba mirando
Me diste un beso de buenas noches
Y me sentí amada.
Cuando pensabas que no estaba mirando
Vi algunas lágrimas salir de tus ojos
Y supe que algunas cosas son dolorosas -
Pero no hay nada de malo en llorar
Cuando pensabas que no estaba mirando
Me sonreíste
Y me sentí hermosa
Cuando pensabas que no estaba mirando -
Miré …
Y te quiero dar las gracias
Por todo lo que has hecho
Cuando pensabas que no estaba mirando
P Coelho.